La mitad de los residuos que genera un hogar son orgánicos, es decir, desechos de comida y restos vegetales, por lo que podemos generar un gran impacto sobre el entorno y medio ambiente si ayudamos a su degradación natural.
El constante crecimiento de la población en el mundo y el aumento del consumo ha provocado el incremento de residuos, lo cual se ha visto reflejado en los altos niveles de contaminación ambiental. Esto, debido a que se eliminan de forma inapropiada, lo que genera contaminación del agua, del aire y la degradación de los suelos.
En Chile el 58% de la basura de los hogares son residuos orgánicos- que provienen de los alimentos, como cáscaras de frutas y verduras y también de origen vegetal, como las hojas secas, sin embargo, se recicla menos del 1%. El resultado de la biodegradación de los residuos orgánicos es el compost, el que es utilizado como abono para el suelo y las plantas.
En su estrategia de lograr un impacto positivo en el planeta, Sodexo desde el año 2011, ha llevado a cabo el programa Waste Watch - programa de prevención del desperdicio de alimentos – que ha permitido que sus clientes y consumidores evitaran el desperdicio de 2.468 toneladas de alimentos y más de 17.000 toneladas de carbono desde el comienzo del programa. Además, la organización se ha puesto como objetivo reducir el desperdicio de alimentos en sus sitios en un 50% para 2025, mediante la medición y prevención.
Sodexo también comparte su experiencia y colabora con otras empresas y ONGs para mitigar el desperdicio de alimentos. En 2015, fue cofundador de la International Food Waste Coalition, y este año entró a Red de Alimentos.
“En promedio una persona genera 1,25 kilos de basura diariamente y un poco más de la mitad son desechos orgánicos que aunque pueden ser aprovechados, terminar en el mismo relleno sanitario que la basura inorgánica. Lo importante de esto, es que las personas asumen que los desechos orgánicos se descompondrán de manera natural en la basura, sin embargo, el proceso de degradación anaeróbica en los rellenos sanitarios produce la emisión de Gases de Efecto Invernadero, altamente contaminantes para el medio ambiente”, explica Carolina Bustos, jefa de Sostenibilidad y Medioambiente de Sodexo.
Dada la importancia y facilidad de aprovechar estos residuos, Bustos entrega las siguientes recomendaciones para separar tu basura para su mejor aprovechamiento:
Según Bustos, lo primero que hay que hacer, es separar los residuos en dos contenedores. “Uno de ellos es para los desechos orgánicos, donde se depositan los residuos biodegradables como cáscaras de fruta, sobrantes de carne, pescados, verduras, posos de café y restos de infusiones”. Además, aclara que se pueden incluir papeles, cartones manchados de grasa o aceito, restos vegetales como flores y hojas y tapones de corcho.
En el otro contenedor, explica que se deben depositar los residuos no biológicos, de origen no natural como el plástico, telas sintéticas, papel, pilas, el vidrio y el metal. “Estos también se pueden reciclar por lo que deben estar limpios y secos para volver a su circuito productivo”.
Además, enfatiza que al depositar los residuos, debemos asegurarnos de hacerlo en el contenedor adecuado, ya que cada vez que un desecho acaba en el equivocado, se detiene todo el proceso.
¿Qué no podemos depositar en el contenedor orgánico?
Nunca debemos depositar el polvo de barrer, colillas y cenizas de cigarro o de una chimenea. Tampoco pañales, toallitas húmedas, hilo dental, vendas, gasas y algodón.
Luego, Bustos dice que teniendo separados estos residuos en los dos contenedores, podemos utilizar el de desechos biodegradables para reciclarlos de manera orgánica, a través de un proceso de compostaje.
Compost
Es el producto de proceso natural de descomposición con oxígeno, donde los animales, bacterias y hongos naturalmente descomponen la materia orgánica. Con el compost obtienes abono para tu jardín y plantas y al ser incorporado al suelo, ayuda a mejorar su estructura, retiene humedad, fertiliza y nivela el ph.
Para realizar una buena descomposición, Bustos dice que se deben considerar dos factores que son la temperatura y la humedad.
“De acuerdo a la temperatura, el calor en el compost indica que hay un proceso de fermentación y descomposición y eso es lo correcto. No debe estar demasiado caliente ya que la actividad microbiana se puede ver afectada”. Por lo tanto, aclara que es necesario airear el compost removiéndolo un poco y agregarle agua. Por el contrario, dice que si el compost está frío, significa que no se está produciendo la descomposición de los materiales y es necesario activarlo con más cantidad de productos frescos y regarlo con abundante agua. Un compost seco puede deberse al exceso de materiales secos y falta de agua.
En cuanto a la humedad, explica que es necesario regar el compost para reactivar los procesos de degradación internos. Uno de los indicadores de que el compost no está funcionando bien por la falta de humedad, es la presencia de hormigas, mosquitos y zancudos. Por otra parte, agrega que si el compost está muy húmedo pueden aparecer moscas y producirse malos olores. “Esto se soluciona aireando el compost y revolviéndolo”.
Luego de tres u ocho meses, si se ha cuidado bien la humedad y temperatura del compost, este puede estar listo, y se sabe ya que al tomar un puñado no reconocemos los materiales que utilizamos, es suave, oscuro, húmedo y tiene olor a tierra mojada.